En el siglo XVII, los carmelitas llegaron a los montes del Desierto de las Palmas donde construyeron un monasterio, entre ellos Fray Antonio de Jesús María, destacado estudioso y conocedor de las hierbas aromáticas.
En los sótanos del Monasterio se instalaron unos alambiques y hacia 1896, se comercializaron las primeras botellas del insigne Licor Carmelitano. Dada la mala comunicación, en el año 1912, se trasladaron a Benicàssim y se fundaron las actuales bodegas y destilerías.
En una visita por sus centenarias instalaciones, puede conocer el proceso de elaboración y catar este exquisito licor, y otros productos, que conjugan antiguas directrices y recetas artesanas con las técnicas actuales más modernas.